Una clase sin ruidos no sería una clase. El alumnado debe participar, exponer, compartir,.... pero es cierto que en muchas ocasiones comienzan a alzar la voz, lo que les lleva a ponerse más nerviosos y hablar cada vez más alto así como a perder la atención en lo que están haciendo.
Muchas veces no son conscientes de que están molestando a otros compañeros y compañeras y, generalmente, la solución que encuentran los que están molestos es gritarles para que se callen. Entramos entonces en un círculo difícil de romper y en el que el maestro/a debe actuar pero... ¿alzando también su voz?

A nosotros nos da muy buen resultado y, además, el alumnado siente que todos aportan al aula, todos son importantes, todos son protagonistas y todos, igual que la maestra, pueden tomar la decisión de tocar la campana cuando lo estiman oportuno.
1 comentarios:
Una idea estupenda! Me encanta la campana! La tendré en cuenta cuando la necesite.😍
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